lunes, 6 de junio de 2011

Historiografía social de Chile con el fundador de señal 3 La Victoria

Un incisivo análisis a la historia de los medios de comunicación en el país, el rescate de la memoria popular a través de la comunicación alternativa y la función que cumplen los actores sociales de estos medios hoy en día, fue la tónica de la clase dictada por el periodista Erick Valenzuela. A la clase fue invitado Luis “Polo” Lillo, activista popular y fundador de la señal de televisión comunitaria Canal 3 La Victoria, con 12 años ininterrumpidos de transmisión.

Por: El Pavón


“¿Desde donde aparecemos representados en la historia nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes? No aparecemos en los libros antiguos del colegio, allí sólo se muestran grandes héroes que realizaron grandes proezas”. Con esta interrogante Erick abrió una didáctica sesión dedicada a la memoria y la comunicación popular. Más de treinta participantes de La Escuela observaron esta exposición y la de Luis Lillo, quien nos ejemplificó sobre el real funcionamiento y mantención de un medio comunitario.

La interrogante sobre quiénes construyen la historia gatilló una extensa reflexión en la sala, tornándose más compleja cuando se expusieron las cifras históricas de desigualdad social en Chile, y cómo eso ha afectado la construcción de la historia y retención de la memoria popular. Dentro de la organización para la cooperación y el desarrollo económico, OCDE, de la cual Chile es el más reciente miembro, nuestro país presenta las cifras de desigualdad social más profundas entre las 34 naciones participantes, datos que no siguen la lógica de desarrollo económico nacional.

En el marco de la revisión de la historia, puede considerarse que los sujetos sociales se encuentran expuestos a factores de tres tipos: culturales, políticos y económicos. Estos interactúan y varian entre ellos. La pregunta es “¿Cómo los sujetos populares ejercen presión sobre aquellos factores?”. Atender a esta pregunta requiere profundizar la otra cara de la historia, la de los sectores ignorados y denostados. Aquella búsqueda se ve recogida en la historiografía social, que registra la expresión popular a través de las distintas actividades culturales históricas (arte, organizaciones, política, etc).

Erick se valió, principalmente, de los documentos del historia- dor chileno Gabriel Salazar Vergara, uno de los principales exponentes del movimiento de la nueva historiografía social. Durante el desarrollo de la clase se mostraron textos políticos, liras, poemas, dibujos y medios populares en el siglo XIX e inicios del XX. Esto, como muestra de la construcción de un relato popular frente a la presión de los discursos hegemónicos. Se hizo hincapié en que los problemas y diferencias sociales expresados en estas obras parecen tener gran vigencia, frente a eso el expositor añadió: “¿Somos capaces, como medios de comunicación popular, de reconocer esas diferencias sociales históricas en la actualidad?

Antes de dar paso al invitado de esta sesión, Erick cerró con el tópico “organización popular”. Expuso la situación de las mancomunales y mutuales a inicios del siglo pasado. Estas fueron la principal forma de generar propuestas populares de desarrollo?”

El desarrollo técnico también propició el nacimiento de discursos desde lo popular, especialmente en las zonas donde el proletariado sufría más precariedad. Así surgieron formas de prensa masiva que denunciaban estos hechos. La aparición de nuevos recursos técnicos, como el cine, dio paso a ensanchorganización laboral de la época. Consistían en organizaciones, basadas en el apoyo mutuo entre los trabajadores, cuyo objetivo era mejorar las condiciones materiales y culturales del proletariado. Estos centros, que promovían el desligamiento de la presión patronal y estatal, dieron paso a la pregunta: “¿Es necesario depender del Estado para ar la lista de métodos de expresión masiva. La corriente del nuevo cine latinoamericano fue el ejemplo tomado en esta ocasión.

El Polo es cofundador y director del canal de televisión comunitaria señal 3 La Victoria, que se ha caracterizado por su eficiencia como medio popular y la persistencia que ha tenido para subsistir sin medios ni capital institucional, sólo con los aportes de la misma comunidad. El Polo abre la conversación aludiendo al derecho a la comunicación, comentando que “Cuando hablamos de comunicarnos, hablamos de espacios para poder realizar esa comunicación; espacios físicos, recursos, etc. Somos, históricamente, sujetos populares; y ser conscientes del valor que la memoria popular posee es vital".

“La televisión comunitaria partió en los años 80, con un carretón que llevábamos desde la población san Joaquín para acarrear un proyector y mostrar imágenes. Seguimos en eso hasta el retorno a la democracia. Nosotros pensamos que el gobierno utilizaría los medios para impartir cultura y memoria popular, pero eso no pasó. La necesidad de crear conciencia popular a través de un medio comunitario nos hizo continuar en esto”

La clase de “Polo” Lillo estuvo enfocada principalmente a las condiciones en las que se desenvuelven los medios comunitarios y las premisas fundamentales que éstas deben seguir para cumplir con su rol y mantenerse en el tiempo. “Nosotros trabajamos con la gente, el medio debe ser trabajado desde la base social. No existe un único dueño de la verdad, por lo tanto es necesario incluir a todas las facciones”. Respecto a la forma en que los medios comunitarios trabajan en sus respectivos sectores, el director de Canal 3 La Victoria incluyó: “Debemos ser capaces de hacernos cargo de la realidad que existe en nuestras poblaciones, hacer que los sectores más pobres se empoderen de la comunicación.


Por último dio el pase a Paula Gálvez, de Pichilemu TV, quién entregó una breve reflexión respecto a su experiencia como comunicadora popular en la VI región: “Las dificultades a la que nos enfrentamos los medios comunitarios es a nosotros mismos. El enfrentarte a ti mismo te ayuda a conocer tus fortalezas, falencias y los problemas en los que tu proyecto se ve involucrado."

1 comentario:

  1. Según el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Chile presenta el mayor índice en desigualdad de ingresos y de oportunidades entre los países miembros de esta entidad.
    Además, el nivel de calificación de la fuerza laboral aún está muy bajo en comparación al promedio. Dejemos que las cifras hablen por sí solas:
    Cuando Chile se propuso ingresar a la OCDE y posteriormente, cuando lo logró en enero de 2010, tenía muy claro que debía superar una serie de falencias en materia de legislación laboral, tributaria, producción económica y acceso de oportunidades.
    Cuando se habla de resiliencia se plantea de inmediato su aplicación en el plano social, de salud o educativo a las poblaciones más desfavorecidas por una sociedad que genera pobreza, inequidad, exclusión, delincuencia, enfermedades de todo tipo. Pero entonces surge la sospecha. El fomento de la resiliencia en las poblaciones cadenciadas, ¿no es funcional al sistema de injusticia social que predomina?, ¿no es un parche que hace olvidar la necesidad las estructuras sociales que generan la injusticia?, ¿no estamos postergando indefinidamente su solución?, ¿se trata sólo de modificar al yo del sufriente, dejando intactos los discursos legitimadores de estructuras de poder que siguen generando injusticia, maltrato e infelicidad?

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